jueves, 26 de junio de 2008

Un día de verano

Estamos a finales de junio y, después de una primavera un poco atípica, nos ha llegado el calor de repente, lo que nos hace sudar porque no estábamos acostumbrados a estas temperaturas. Yo intento adaptarme al calor utilizando sólo medios naturales. No me gustan los aires acondicionados porque recalientan la atmósfera, consumen energía y secan la garganta. Estoy jubilada y no tengo que salir a trabajar, así que puedo aguantar mejor. Procuro bajar las persianas a las horas en que entra el sol y subirlas, abriendo también las ventanas, cuando empieza a refrescar. Pienso en la pobre gente que está trabajando en el campo, en la construcción, o similares, que lo pasan muy mal, a veces son víctimas de un golpe de calor y mueren.

No hay comentarios: